Nuestra conciencia en el útero, o más bien nuestra subconsciencia, es la base para el resto de nuestras vidas y determina la lógica y la ilógica, o la batalla entre las dos, más adelante en la vida.

La conciencia se desarrolla de forma lógica. Somos capaces de pensar y somos capaces de tomar decisiones. Aún así, hay cosas que ocurren automáticamente y no por utilizar la lógica. Por ejemplo, podemos causarnos dolor a nosotros mismos y a los que amamos. Nos supera una y otra vez, esos dos mundos, lo lógico contra lo ilógico; no queremos que suceda, pero aun así sucede. De repente nos encontramos en medio de discusiones en las que no queremos estar, guerras que no queremos librar. Sin embargo, en contra de todo nuestro buen juicio, parece que no podemos evitar que este tipo de situaciones sucedan.

Personalmente, creo que la causa de este comportamiento radica en el período en que aún estábamos en el útero. El comportamiento ilógico se basa en un recuerdo, al igual que cualquier comportamiento también se basa en un recuerdo. Mi objetivo es ayudar a las personas a restaurar la base fetal para que no haya lugar que pueda ser ocupado por recuerdo negativo o incompleto. Tan solo el hecho de ayudar a alguien a ser consciente de tal recuerdo ya es un paso importante.

Cuando el flujo normal de la vida se estanca, a menudo mostramos un comportamiento regresivo basado en viejos recuerdos. Este comportamiento es completamente diferente al anterior al estancamiento. El estancamiento tiene muchas caras. Por ejemplo: perder el trabajo, jubilarse, una mudanza, abandono de la pareja, dejar de pagar la seguridad social. El estancamiento puede llegar de forma repentina, y tras él, aparece el comportamiento irracional, automático, en piloto automático. Ya no puedes estructurar lógicamente tu vida. A menudo toma un tiempo antes de todo vuelva a su lugar. Te alejas del flujo de la vida y te sientes paralizado en el mundo exterior. Entonces, al igual que cuando estabas en el útero, ya no participas del mundo que te rodea. El comportamiento que muestras aquí parte de tu propia memoria inconsciente. Al experimentarla conscientemente, podrás conectaron el período en el que estuviste en el útero.

Para el resto del libro, lo siguiente es muy importante: nunca estuviste dentro de tu madre.

La vagina, el cuello uterino y las trompas de Falopio están en contacto abierto con el mundo exterior, al igual que el sistema digestivo que va desde la boca hasta el ano. Todo lo que pasa por el sistema digestivo no está en tu cuerpo, tampoco en tus células. Lo llevas contigo, pero no está en ti. De la misma manera, la madre lleva a su bebé, no en sus células, sino en una cavidad dentro de ella que está en contacto abierto con el mundo exterior. Ella te lleva, pero tú no estás en ella, así que no le perteneces.

Filosofías y religiones antiguas como el hinduismo proclaman: «un niño es su propia entidad», lo cual tiene sentido. Incluso el óvulo que se junta con el espermatozoide durante la concepción está completamente separado de la madre. En el momento en que el óvulo es liberado por el ovario, se separa de la madre. Lo mismo ocurre con la secreción del espermatozoide: en ese momento se separa del padre. Hoy en día, también es posible que la fecundación tenga lugar fuera del útero (in vitro). Por tanto, la fecundación no tiene por qué tener lugar necesariamente en el interior de la madre.

El óvulo fertilizado es completamente autónomo.

Muchas madres le dirán a su hijo: ‘Estaba embarazada de ti y eres parte de mí’. Esta no es una afirmación correcta (y esto es muy importante): desde el momento de la concepción ya estabas en el mundo exterior; ¡nunca has estado realmente en las células, ni en la conciencia de otra persona!

Que tu madre haya desarrollado un cordón umbilical para ti y haya compartido sangre contigo no significa que tu madre pueda reclamarte. Un niño es su propia entidad desde el momento de la concepción. Solo necesitaba el entorno del útero para crecer.