Capítulo 1. el cimiento para los años posteriores

Tener libertad o no tener libertad. La diferencia es una reacción inconsciente o una respuesta a un estímulo externo. ¿Por qué nunca alcanzas tu meta? Vamos a mirar de desmenuzar esta pregunta para hacerla más tangible. Tratemos de volver a nuestro cimiento interno para poder florecer en lo que somos, en lugar de seguir viviendo con el piloto automático, dejando que nuestras vidas estén determinadas por las normas sociales y los dogmas del mundo exterior.

Aquí estoy una vez más, no a 3.000 kilómetros de casa como cuando escribí mi último libro, sino aquí, en la zona de delante de mi casa, escribiendo sobre un tema en el que he estado trabajando durante mucho tiempo.

Mucho antes de saber que me convertiría en médico, a menudo me preguntaba qué sucede realmente antes de que seamos conscientes. ¿Qué nos sucede en las primeras semanas, cuando solo somos un embrión en el útero, en los meses posteriores, cuando somos un feto y en los primeros años después del nacimiento, cuando aún no se ha desarrollado la conciencia?

Durante los últimos quince años, he investigado en detalle sobre este tema tratando de descubrir lo que puede suceder y lo que creo que puede influir en nuestra vida posterior. Es un período inconsciente y atemporal. Si nos preguntamos cuánto dura, ninguno de nosotros puede dar una respuesta. Es un período de conciencia primitiva o del subconsciente.

Mi exploración me llevó a la conclusión de que, ya desde el momento en que estamos en el útero, recibimos todo tipo de información del mundo exterior que determina cómo reaccionaremos más adelante en la vida. Por ejemplo, si seremos espontáneos, “sabelotodos” o hipersensibles. Y también el peso que estas características tendrán en el resto de nuestra vida posnatal, es decir, nuestra vida después del nacimiento. En ese momento, yo estaba interesado por el concepto de la conciencia colectiva y la investigación de Jung en este área – la influencia invisible a la que también reaccionamos. A veces observas como surgen comportamientos en las masas, que las personas individuales no perciben. Son comportamientos basados en la conciencia colectiva, como cuando Holanda gana un partido de fútbol. Se puede sentir una vibración especial en todo el país. Incluso si no tienes idea de que hay un partido de fútbol, notarás que hay algo diferente en la atmósfera.

Estas vibraciones no son visibles y son difíciles de describir, pero aun así tienen una influencia significativa en el comportamiento de una masa de personas. En el mes de mayo, cuando hace buen tiempo y las cafeterías abren sus terrazas, verás que la gente anda un poco diferente por la calle y está de mejor humor; todos son felices de nuevo. Por el contrario, cuando hace frío la gente se agarrota y se encoge dentro del abrigo. Por lo tanto, la sensación de alegría y buen tiempo se genera externamente y cambia cuando el clima se vuelve gris y nublado.

Nací en La Haya, en noviembre de 1943. Tenía solo un año y medio cuando la Segunda Guerra Mundial finalizó en los Países Bajos, y por lo tanto, no la viví de forma consciente. Entonces, ¿cómo es posible que, desde los dos años y medio hasta los cuatro, soñase regularmente con alemanes equipados con cascos? Ya se habían ido hacía mucho tiempo, así que no los vi conscientemente. Sin embargo, en mis sueños, vi exactamente cómo eran los soldados. ¿Cómo pude haber notado eso? Me desconcertaba ya a esa edad. En casa nunca se hablaba de la guerra. Tampoco había fotos de soldados. Después de todo, ¿no habíamos sido liberados? ¿No habíamos comenzado ya a reconstruir los Países Bajos? Aún así, yo tuve esos sueños.

Mucho más tarde, con diecinueve años, tuve que hacer el servicio militar. Fue entonces cuando escuché decir a un psicólogo que trabajaba en el departamento psicotécnico de la Marina que muchas personas nacidas en 1943 no pasaron el examen para hacer el servicio militar a causa de su alta sensibilidad. Mi sensibilidad también había dado muestras de estar por encima del promedio, ciertamente para esa época, y ciertamente para ser un niño varón. Se esperaba que los niños fueran todo menos sensibles. En ese tiempo, un hombre tenía que ser duro. Tenía que liderar en el mundo exterior y no se le permitía ser sentimental. No podía llorar. En ese momento -en la conciencia colectiva de los Países Bajos- las emociones eran para las mujeres.

Por lo tanto, existen diferencias entre los grupos de edades, cuya causa es mucho más profunda de lo que cabría esperar al observar los factores externos que rodean a cualquier niño. Ves emerger un comportamiento colectivo que no parece coincidir con el individualismo del mundo occidental en el que tu propio desempeño, tu cartilla de notas o tu diploma determinarán tu posición en la sociedad. En realidad, vemos personas que están solas y que no trabajan juntas, que no viven juntas.