Yo no detectaba ninguna disfunción psicológica. Esas personas se llevaban bien con la familia y tenían éxito en un trabajo con el que disfrutaban. Pero a pesar de ello, no funcionaban bien. Quizás reconocerás a alguien así en tu oficina. Al cabo de unos años, las quejas que no parecían venir de ningún síntoma visible, se habían convertido en alguna anomalía importante como por ejemplo, un tumor en los pulmones. En ese momento, la persona ya tenía una razón válida para poder quedarse en casa y no ir al trabajo. Se le había colgado una etiqueta médica que legitimaba la enfermedad. Finalmente la sociedad le aceptaba. Os podría dar muchos ejemplos similares con los que me crucé da lo largo de mis años de trabajo como consultor médico.
En esa época, traté de encontrar una solución al problema de todas esas personas quiénes, antes de que se encuentre ninguna evidencia médica, pierden la alegría de vivir y la felicidad interna. Me preguntaba: ¿cómo puedo dar evidencia concreta de esa disfunción, de esa dolencia sin síntomas visibles?, y ¿cómo hacerlo antes de que los análisis y los diversos test confirmen la presencia de la enfermedad?
El conocimiento de la columna vertebral fue para mi toda una revelación. La Dra. Matya Sickesz me introdujo en su sistema de medicina ortomanual. En un estadio muy primario, antes de que aparezca cualquier síntoma, se puede observar una disfunción en la columna vertebral y su movilidad. La columna es el cuerpo central que regula los nervios y sus conexiones con el cerebro. Los nervios van de la médula espinal hasta los órganos y controlan los músculos, las venas y arterias, y en realidad, todo lo que necesita esta planta tan bella que es el cuerpo. Inspeccionar toda la columna vertebral y la pelvis que la soporta fue de gran ayuda para realizar diagnósticos sólo con los ojos y las manos, especialmente cuando se trataba de personas que continuaba quejándose a pesar de que sus análisis y pruebas radiológicas no mostraban ninguna anormalidad.